Transcripción |
Fiesta Negra
A lo largo de treinta años agitados, Depeche
Mode pasó del electropop de principios de
los ochentas a convertirse en un monumento
del rock y una influencia para el pop y
buena parte de la escena electrónica actual.
a propósito de su visita a la Argentina,
Gahan, Gore y Fletcher revisan su carrera y
revelan cuál es su secreto para regenerarse.
La historia del rock es un largo camino
pavimentado de trampas y obstáculos. La
mayoría de los artistas que prematuramente
dejaron de circular no supieron ni pudieron
encontrar un equilibrio indispensable. En
casi treinta años de actividad, Depeche Mode
parece haber hecho de sus desequilibrios una
fuerza indestructible. Líderes de la
generación inglesa de "raros peinados
nuevos" que contribuyó al nacimiento del gel
capilar de color a principios de los
ochenta, sobrevivieron a la corrosión del
tiempo, a las crisis, a las modas, a los
cambios de formación y, sobre todo, a la
emergencia de una generación dance y techno
que habría podido despacharlos a un asilo
para ancianos. Se impusieron como una de las
principales bandas de nuestra época sin
contaminar su mundo con rock de estadio, ni
hacer pagar caro a los jóvenes electrónicos
a los que inspiran ahora y siempre, y de los
que siguen siendo un modelo, una referencia
ineludible pese a la cincuentena bien
cumplida, siempre en la cima de ese arte que
supo cómo recrear las melodías de los
Beatles con los instrumentos de Kraftwerk.
Con discos de estudio en sus arcas, a casi
treinta años de su formación, Depeche Mode
no da siquiera la impresión de tener
arrugas.
BASILDON BOYS
El extraño desequilibrio sobre el que
Depeche Mode construyó su temible cadena de
montaje para hits de acero inoxidable se
remonta a sus primeros gritos infantiles en
una ciudad que hace alarde de tener apenas
más del doble de edad que la banda. Justo
después de la Segunda Guerra Mundial,
Basildon crece como un hongo alucinógeno a
cuarenta kilómetros al este de Londres,
ciudad de la que hoy en día son el único
orgullo. Los miembros de la banda dieron ahí
sus primeros pasos, del trío de base actual
-el cantante David Ganan, el compositor y
multiinstrumentista Martin Gore y el
tecladista Andrew Fletcher- al miembro rubio
fundador, Vince Clarke. "Basildon es una
ciudad nueva construida después de la guerra
para atraer a los habitantes del East End y
del norte de Londres, donde los barrios
habían sido destruidos por los bombardeos",
cuenta Andrew Fletcher. "La idea era ofrecer
una ciudad en la que las casas tuvieran
verdaderos baños en el interior, jardines, y
sobre todo trabajo. La música no era su
punto fuerte, y la ciudad no tenía ninguna
identidad. Sólo había algunos bares, más
bien sórdidos. Pero crecer ahí fue
divertido, amábamos el colegio y hacíamos
mucho deporte." Martin Gore parece no
añorarla: "Era una jungla de hormigón
crecida en medio de la nada, el terreno
ideal para la violencia. Su mayor logro es
haber tenido durante cinco años seguidos la
más alta tasa de criminalidad de
Inglaterra". David Gahan lo confirma: "Basildon
era una ciudad dura... Era difícil y
peligroso ser diferente. Cuando el punk
explotó, preferí irme un tiempo a Londres,
donde viví de okupa cerca de King's Cross
con unos amigos. Salíamos mucho a recitales,
veíamos a Siouxsie & the Banshees, The Clash,
Sex Pistols... A partir del 78, en los bares
también tocaba Roxy Music, David Bowie,
Kraftwerk, The Normal, Fad Gad-get...
Siempre hay alguna manera de huir de tu
ciudad, de tu vida, y para mí, unirme a una
banda fue la oportunidad de partir". Nacido
en una familia donde el padre al que adoraba
era en realidad su padrastro (dato que
conoció a la edad de diez años, cuando ese
hombre desapareció), Gahan se transformaría
en un pillo a la inglesa, príncipe del
terreno baldío que se entrega al robo de
autos y al graffiti salvaje, que prueba las
anfetaminas y que da sus primeros pasos
delante de un tribunal de menores. El
descubrimiento del punk y la emergencia de
la New wave dan finalmente un sentido a su
existencia. En Basildon, Vince Clarke y
Andrew Fletcher crean la banda No Romance in
China, con una tal Sue Padgett que
desaparecerá del mapa con la llegada de
Martin Gore. Los tres chicos toman el nombre
Composition of Sound y rápidamente Clarke
vuelve a poner su guitarra en el placard
mientras que Fletcher dice adiós a su bajo
para adoptar los sintetizadores, con un Gore
fiel a su teclado. De los grupos de los que
participan en paralelo, éste es el que más
promete. Es así que, una noche de 1980, el
trío se cruza con el eslabón vocal fallante,
Dave Gahan: "Yo cantaba en una banda, pero
no llegábamos a gran cosa. Una noche en la
que vagabundeábamos sin rumbo alguien empezó
a tocar Heroes de Bowie. Agarré el micrófono
y me puse a cantar. Al lado, Vince, Martin y
Andrew me escucharon. Dos semanas más tarde,
Vince me llamaba para proponerme que me
uniera a su grupo como cantante". Depeche
Mode nació teniendo como fuerza creativa a
un Vince Clarke que compone el conjunto de
las canciones y a veces incluso canta.
Fascinado por el glam rock de Roxy Music o
David Bowie, y por la variante New wave que
ofrecen las primeras versiones de
compatriotas como Magazine, Japan o Ultravox,
el Depeche Mode naciente va, por su parte, a
presentar una versión asexuada, teenage y
pop del glam rock. Al lado de sus
predecesores de la música sintética,
Kraftwerk, Cabaret Voltaire, The Human
League, Gary Numan, Fad Gadget o Throbbing
Gris-tle, Depeche Mode parece haber comprado
sus sintetizadores y sus cajas de ritmos en
una confitería; es tanto su acercamiento
azucarado y casi bubblegum, que deja el
vanguardismo o lo experimental en manos de
estos sabios locos de la electrónica.
MÁQUINA DE MONOPOLIZAR CHARTS
Amables organizadores de un club de
vacaciones donde las olas de las melodías
pop hacen surf sobre teclados negros y
blancos, su look limpito y sus atmósferas
melancólicas los hacen estar asociados a la
escena neorromántica de principios de los
ochenta, donde el lado arty de Japan o de
Ultravox va junto a la veta más comercial de
Spandau Ballet o Duran Duran. Descubiertos
en un concierto por el empresario Stevo
Pearce, aparecen en 1981 en la mítica
compilación de su sello Some Bizzare que
reunía entonces a la crema de la new techno
pop: Soft Cell, Blancmange, The The o B-Movle.
Sin embargo, los Depeche Mode van a
consolidar una unión capital con otro
artesano del disco. En 1979, Daniel Miller
funda el sello Mute Records bajo el signo de
una triple pasión por el krautrock alemán,
el punk y el electro industrial. Bajo el
nombre de The Normal, también graba algunos
títulos de culto, como el frío Warm
Leatherette, que Grace Jones retomará para
titular uno de sus álbumes. "Como Miller,
éramos fans de Kraftwerk y de Deutsche
Ameríkanische Freundschaft, de quienes había
editado el álbum Die Kleinen und die Bosen.
Me acuerdo que nos había hecho escuchar el
siguiente, Alies Ist Gut, andando en su auto
en Londres. Sentimos una gran complicidad.
Mientras que si te hubieras encontrado con
Stevo a principios de los ochenta, habrías
dudado mucho antes de firmar cualquier cosa
con él", se ríe Fletcher. "También tuvimos
buenas ofertas de grandes compañías
discográficas, pero elegir a Daniel fue una
de nuestras mejores decisiones, incluso
cuando no tenía gran cosa para ofrecemos
aparte de su sello, del que adorábamos la
música." "¡Podríamos haber firmado con Stevo,
pero teníamos más confianza en Daniel!
Todavía somos amigos de él, mientras que las
últimas novedades que tuve de Stevo fueron
por un amigo que se peleó recientemente con
él en un bar", agiega Gore. Es entonces con
Mute Records, con una suerte de contrato
equitativo -como proponía Tony Wilson a los
artistas de Fac-tory-, que salen los
primeros singles de la banda, Dreaming oí
me, New Life y I Just Can 't Get Enough, que
ya ponen en marcha la máquina infernal de
encabezar los charts británicos, seguidos en
1981 por su primer álbum, Speak & Spell.
Mientras que la ola punk había arrasado con
todo sólo cinco años antes, los cuatro
Depeche parecen ser su perfecto contrario.
Así, su minirrevolución sintética se
construye como un enfrentamiento. "Por
aquellos años, imponer nuestra idea de
música electrónica era un combate con los
periodistas, fueran ingleses o
estadounidenses. ¡Los españoles nos odiaban!
En una conferencia de prensa en Madrid nos
preguntaron: '¿Pero, por qué existen? Tres
años más tarde, éramos número i", cuenta
Andrew Fletcher. Lejos del nihilismo punk
tonto y malo, cantan un universo configurado
a base de romances amorosos y melancolía
urbana enfundados en su vestimenta de
empleados de banco y con finas corbatas en
camisas apretadas, ahí donde el punk
señalaba con arrogancia su desaliño.
Aquellas corbatas servían tanto de noche
como de día, para tomar, con la cabeza
gacha, el camino a la oficina en Basildon:
Fletcher trabajaba como empleado en una
compañía de seguros, y Gore en un banco. "En
los comienzos, Daniel Müler no tenia medios
para pagamos. Tuvimos que continuar
trabajando y volver al trabajo al día
siguiente de nuestro primer paso por Top of
the Pops" sonríe Fletcher. El éxito del
álbum va a permitirle a la banda y al sello
pasar a un estadio más profesional, aun sin
haber seducido de entrada a un público
rockero que les da cor-dialmente la espalda.
Buscando manejarlo a su antojo, uno de los
miembros clave del grupo abandona
prematuramente el asunto.
En desacuerdo con la línea musical y
asustado por las proporciones que la banda
toma luego de la gira y la promoción del
primer álbum, Vince Clarke se baja en
noviembre del 81, y deja a los otros tres en
una profunda incertidumbre, aunque es
rápidamente remplazado por un Alan Wilder
reclutado por medio de un pequeño anuncio.
"Nuestro primer álbum era muy Vince Clarke",
reconoce Dave Gahan. "Escribió la mayoría de
las canciones. Pero nuestra fuerza estaba en
ser capaces de tocar fácilmente con
máquinas, mientras que no éramos muy buenos
detrás de las guitarras. Podíamos producir
canciones pop rápidamente para los
conciertos con solo enchufar nuestros
sintetizadores." Martin Gore se impone, a
partir de ahí, como el cocinero en jefe de
la confitería Depeche Mode.
BERLÍN, LA REVELACIÓN
El segundo álbum, A Broken Frame, le sirve a
la banda como entrenamiento para afirmar su
personalidad musical, mientras que toman
definitivamente las riendas en el siguiente,
Construction TimeAgain, ambos marcados por
un progreso en el éxito comercial, pero
sobre todo por un alejamiento de la huella
dance y techno pop de Vince Clarke. La banda
pasa a estar sobriamente marcada por la
personalidad de Gore, personaje introvertido
y de un humor melancólico, incluso
pesimista. Trueca su vestimenta de agente de
la bolsa por el conjunto de ropa SM con
exceso de cuero negro (del pantalón a la
pollera de la que se haría aficionado),
cinturones con tachas y accesorios bondage.
Con la lectura del libro de Martin L. Gore,
Lays, una decena de temas vuelven
regularmente a acosar su pluma: el amor, la
religión, el pecado, la inmoralidad, el
deseo, la dominación, el incesto, el bien,
el mal... Frente a esta enumeración, Martin
Gore se ríe, molesto: "Podemos tomar los
temas de esta lista uno por uno, ¡creo que
cada uno va a corresponderse con una de las
pistas del último álbum!" A esta búsqueda
incesante de engranajes complejos del alma
humana, Martin Gore agrega una onza de
conciencia política que toma la forma de una
crítica -a veces ingenua- a la sociedad
capitalista. La banda guiña el ojo a la
imaginería industrial, tal como la tomaron
prestada los pioneros de la música sintética
del constructivismo, con un homenaje al
socialismo en la caja del CD Construction
Time Again, en el momento en el que la
conservadora Maggie Tatcher cubría de
liberalismo al Reino Unido. Al instalarse
hacia 1985 en Berlín, Martin Gore descubre
una ciudad cuyo muro todavía no cayó y le
sirve para dejar pasar la explosión techno.
"Berlín fue importante para crecer, porque
cuando fuimos era también la primera vez que
salíamos de Inglaterra, y la ciudad era un
lugar extraño de desenfreno, lleno de
artistas interesantes pero también muy
raros. Blixa Bargeld de Einstürzende
Neubauten trabajaba con Daniel Miller, venía
al estudio vestido de cura, se sentaba y se
quedaba horas sin decir nada. Éramos
jóvenes, un poco ingenuos, y nos hacía
sentir incómodos. Ahora lo echaríamos
afuera, pero en ese entonces nos daba
miedo...", sonríe hoy Andrew Fletcher.
"Muchas personas dan demasiada importancia
al hecho de que hayamos grabado Construction
Time Again en Berlín. La mitad del álbum
había sido grabada en Londres. Black
Celebration estuvo más influenciado por la
ciudad porque yo vivía ahí en esa época y el
contenido de las canciones está impregnado
de eso. La ciudad inspiró directamente su
concepto", precisa Gore.
A LA CONQUISTA DE LOS ESTADOS UNIDOS
Mientras Blixa Bargeld da escalofríos a los
chicos de Depeche Mode, el acercamiento
industrial y ruidoso de Berlín cae bien a
los oídos de Martin Gore. Se dedica a los
samplers y al Synclavier, instrumentos que
le permiten recoger muestras de sonidos
metálicos, plasmados a partir de
Construction Time Again. En paralelo,
vampiriza la totalidad de los textos del
grupo, y canta algunos temas con una voz más
débil y más frágil que la de David Ganan,
con una presencia que culmina en Black
Celebration en 1986. Pionero de una
generación electropop dotada de nuevas armas
para una invasión sin precedentes en los
charts ingleses desde el beat británico,
Depeche Mode asciende al final de los
ochenta un escalón suplementario. El éxito
no va a dejar de aumentar hasta el álbum
Muslc for the Masses, que hace de la banda
una potencia de fuego internacional que
ignoraría las barreras. Incluso los Estados
Unidos, cuyo proteccionismo del rock
generalmente rechazó a las olas electropop
de Europa, van a terminar cediendo a partir
de las brechas abiertas con el hit People
are People. "Frente a nosotros, los Estados
Unidos eran solamente una tierra de fans de
Bruce Springsteen. ¡La sección electrónica
en una disquería estaba perdida en una
esquina!", se acuerda Gore. Esta conquista
corresponde a una evolución en la alquimia
musical del grupo. "En el origen, Andy
tocaba el bajo, Vince la guitarra y yo era
el único que tocaba el sintetizador",
recuerda Gore. "Todos tocábamos la guitarra,
pero extrañamente éramos guitarristas
frustrados. Habíamos decidido volvemos un
grupo electrónico y no tocar más una
guitarra durante los primeros siete años de
nuestra carrera. Solamente en Music for the
Masses tienen una aparición discreta. Y con
Violator, trabajando con el productor Flood,
abrimos ¡os armarios de las guitarras,
utilizamos todos los instrumentos posibles."
Al adoptar las guitarras que habían
rechazado en sus principios, se opera la
mutación. La banda deja su apariencia pop y
melosa a grupos como A-Ha o Alphaville para
devenir un monstruo del rock en el sentido
en que los estadounidenses lo entienden, de
Marilyn Manson a Nirvana pasando por U2,
Nine Inch Nails o Bruce Springsteen: una
banda que deja atrás toda contingencia
musical en un país que relega la música
electrónica al underground. El nuevo Depeche
Mode aprecia a veces el blues o el gos-pel,
como en IFeel You, canción que tutea al
fantasma del rock estadounidense y que se
encarga de poner en imágenes el fotógrafo
Antón Corbijn en varios clips o sesiones de
fotos. Incluso el célebre documentalista D.
A. Pennebaker (Montereypop, Don "tLookBack
con Bob Dylan, Woodstock o Ziggy Stardust
con David Bowie) inmortaliza en la película
101 su gira norteamericana de 1988. Ahora
que Depeche Mode recuperó al rock, es el
rock el que lo va a recuperar. Los años
noventa empiezan con el triunfal Violator,
álbum de la pérdida de su virginal inocencia
y del nacimiento de la presión que recae
sobre los grandes de este mundo. El período
se corresponde con todos los excesos, las
giras interminables, los egos que se hunden,
el control que se escapa y que ya había
llevado a lan Curtís al suicidio, como lo
filmará más tarde el propio Corbijn. En los
Estados Unidos, donde Martin Gore y Dave
Gahan eligieron establecerse, Nirvana
instala el rock alternativo en los estantes
de los supermercados. Sin ser amenazados,
los ingleses ven llegar a partir de ese
momento a gigantes metálicos corno Nine Inch
Nails, de los que podrían reivindicar su
paternidad. Algunos les rendirán homenaje,
como cuando Rammstein retomará Stripped,
Marilyn Manson quemará en el infierno su
Personal Jesús, e incluso cuando los
Smashing Pumpkins honrarán Never Let Me Down
Again. En Los Ángeles, una sesión de
dedicatorias de Violator se convierte en
motín cuando 20.000 fans se empujan para
pelear por un autógrafo. Persuadido de que
el camino ideal de un rock star debe pasar
por la autodes-trucción, Dave Gahan se hunde
en la heroína hasta el punto del no retorno:
una tentativa de suicidio, y luego una
sobredosis en mayo del 96 en una habitación
del hotel Sunset Marquis de Hollywood en la
que estaba refugiado por miedo a morir en su
casa. Gracias a su familia, Gahan logra
hacer una cura de desintoxicación. Entre
tanto, tatuado y con el pelo largo, graba en
1993 el álbum Songs ofFaith and Devotion,
donde las guitarras reafirman su vuelta con
todo, y por si fuera poco, incluye coros
gospel y un cuarteto de cuerdas, todo
orquestado por un Alan Wilder que asume un
lugar preponderante en la alquimia sonora.
Sin embargo, la falta de reconocimiento de
los otros integrantes del grupo y la
atmósfera nociva que producen las drogas
llevan a Wilder a abandonar definitivamente
la banda para consagrarse a su proyecto
Recoil.
EXPLOSIÓN DE LA ESCENA ELECTRO
Los años noventa ven la explosión de la
música electrónica bajo todas sus formas,
desde la techno de Detroit a la house de
Chicago, pasando por el acid y la
electrónica británica o el french touch.
Como siempre desde sus comienzos, Gore,
Fletcher y Gahan vigilan estas revoluciones
con un oído atento. La banda, que será desde
ese momento un trio, va a rodearse de los
mejores: el acid house Tim Simenon de Bomb
the Bass para Ultra (1997), el techno Mark
Bell de LFO en Exciter (2001), sin olvidar
al legendario Fren-chie Francois K que había
participado en la grabación de Violator
junto con Flood. Para todos aquellos que no
podían ver en Depeche Mode nada más que una
mantis religiosa oportunista, Gore y
Fletcher aseguran comportarse como
apasionados. "Intentamos atrapar a los
productores antes de que sean conocidos",
precisa Gore. "Trabajar con diferentes
productores, programadores e ingenieros no
hizo más que aumentar la apuesta del lado
del sonido, de las ideas... Jamás nos
¡imitamos a un lugar, y lo mismo pasa con
mis dos álbumes como solista realizados por
fuera de toda la seguridad de Depeche Mode",
agrega Gahan. Sabiendo crecer de manera
inteligente con el techno, Depeche Mode
continúa siendo un modelo a prueba de balas
de los jóvenes y de las arrugas del tiempo.
Así, en esta década que termina, la banda
encontró un nuevo equilibrio modificando el
centro de gravedad creativo que pendía
fuertemente de Martin Gore desde los
comienzos, hecho único en el mundo del pop
rock en el que los gigantes suelen
organizarse a partir de un par antagonista y
complementario de genios a la Lennon/McCartney
o Jagger/Richards. Con sus dos discos como
solista de 2003 y 2007, y sobre todo con un
grito en forma de ultimátum lanzado a la
banda, Dave Gahan finalmente accede a
mostrar sus cuadernos de textos y a lanzarse
a la composición. Logra poner su firma en
Playing the Angel (2005), disco del cual
Suffer Well es el primer single de la banda
que no pertenece a Martin Gore desde la
partida de Vince Clarke. Luego de haber
empleado casi treinta años en tratar de que
acepten sus canciones, Gahan incrementa su
participación en Sounds oí the Universe con
tres títulos, Hole to Peed, Come Back y
sobre todo Miles Away, una de sus cumbres.
"Escribí ese texto muy rápido. Un día, un
amigo que tenía problemas en Nueva York me
¡lamo para hablar. Nos sentamos y enseguida
me di cuenta de queme decía cualquier cosa.
Veía en sus ojos que él no estaba ahí.
Luego, me pregunté: ¿hasta dónde puede uno
alejarse de sí mismo? ¿Cómo se puede vivir
estando tan lejos de sí? Empecé a pensar en
los cambios en el mundo, en lo que iba a
pasar en los Estados Unidos en ese momento,
en las elecciones, en los cambios en
curso... "Aunque haya producido estas pistas
con los colaboradores de sus álbumes como
solista, el baterista Christian Eigner y el
programador Andrew Phillpott, Gahan confirma
la nueva coherencia encontrada por el trío
Depeche Mode, de la que Fletcher se alegra:
"Es notable cómo Dave cambió con sus discos
como solista. Antes cantaba los textos de
Martin, pero se sentía un poco frustrado.
Como solista tomó confianza en su escritura
y, de golpe, el ambiente es mejor en el
grupo". Gahan también encontró un equilibrio
en los temas: "Mis canciones como solista
son más personales e introspectivas que las
de Depeche Mode. Tengo la impresión de salir
de mí mismo, de escribir esas historias
sobre un personaje. Y ese personaje
probablemente sea yo. A veces mis reacciones
me llevan a momentos muy destructivos. Y
escribir se vuelve entonces una necesidad.
Yo reacciono mucho, en particular a una
caída. Pero aprendo también a tomar
descansos, y escribir me ayuda." El single
Wrong, ese antihit sobre el antihéroe del
sueño americano, es la prueba de la
complicidad que reina. "El texto de Martin
es muy gracioso, incluso si las personas
pasan por alto su humor. Me di cuenta desde
que la leí. Me encantó el ritmo, escuche la
canción incluso antes de leer el texto.
Conocía entonces la dirección que Martin iba
a tomar desde un punto de vista rítmico, hay
un verdadero feeling R&B", subraya un Gahan
listo otra vez a embarcarse en una
impresionante gira mundial de estadios, la
que lo trae por estos días a la Argentina.
Los Estados Unidos les rindieron el más
bello de los homenajes en la voz de Johnny
Cash, que les legó una versión conmovedora
de Personal Jesús antes de desaparecer, y
que, sobre todo, demostró que sobre los
huesos de las canciones de Depeche Mode
podían también correr el sudor y la sangre
de los pioneros del country. "La música sólo
me interesa si tiene una voz en la que puedo
creer... Nick Cave, Johnny Cash, Billie
Holiday, PJ Harvey, David Bowie, Iggy Pop...
Estas son las voces en las que creo", lanzó
Gahan. Para aquellos que no lo habían
notado, la página electropop ya se dio
vuelta hace unos veinte años. Con U2
hundiéndose en una ridicula autocaricatura
pomposa, Depeche Mode pelea firme por ser
hoy la banda de rock más grande en
actividad.
En vivo el sábado 17 en el Club Ciudad de
Buenos Aires.
|
|