Transcripción |
El regreso
de un clásico para las masas
Entre el baile y la
introspección sonora
La banda volvió a la Argentina después de 15 años
Las luces se apagan; la
ansiedad fanática se transforma en grito ahogado y
entonces, sí, los músicos suben a escena: Andrew
Fletcher y Martin Gore saludan y se ubican en sus
posiciones rápidamente. Dos, tres segundos más tarde, la
oscura figura de David Gahan, el cantante-hombre-mito
que volvió de todo, se suma con una sonrisa en el rostro
y los acordes del hipnótico "In Chains" suenan para
certificar que Depeche Mode está de regreso y también
confirmar que ha pasado mucha agua bajo el puente desde
aquel primer contacto megalómano y al borde del abismo
con el público argentino, allá por 1994.
No hay estridencias ni fuegos artificiales ni una puesta
escenográfica desmedida. Depeche Mode abre los
conciertos de esta gira con la trilogía de canciones con
la que comienza su más reciente álbum, Sounds of the
Universe. Una secuencia exquisita para el público
rockero que se acercó a la banda en la última década, y
un tanto sombría para aquellos fans de la primera hora
tecno que llegaron hasta el Club Ciudad con espíritu de
baile y de nostalgia ochentosa (aunque a lo largo de las
dos horas de show tendrían sus momentos de gloria).
Cada día (y cada disco) más clásicos, Depeche Mode
ofreció anteanoche, en la segunda fecha del Personal
Fest, un abanico finamente desplegado de sus
posibilidades sonoras, que puede ir desde cierta
impronta Joy División, como en "Question of Time" (de lo
más intenso de la noche), hasta el baile desprejuiciado
con los brazos en alto y las palmas, en "Enjoy The
Silence".
Bases machacantes, colchones tecno disparados con
astucia (el aporte de Fletcher es tan preciso y suma
tanto como el histrionismo de Gahan o los ríffs
implacables de Gore), una voz que sobresale con
personalidad en cada verso y que mantiene su vitalidad a
pesar del paso del tiempo, impacto rockero, delicadeza
pop, psicodelia electrónica, potencia de corte
industrial y baladas que llevaron hasta las lágrimas a
los más fieles seguidores.
Con Gore como hábil titiritero del ritmo y Gahan en
oscura sintonía con su leyenda, pasaron "Walking in my
Shoes", "It's No Good", "Fly On The Windscreen", "Jezebel"
y "Policy Of Truth", entre otras, con la firme intención
de marcar el paso y los distintos ánimos por los que el
grupo pasea a su público (en esta ocasión, cerca de
30.000 personas): de la histeria a la introspección
sonora, del brillo glamoroso a las sombras más
profundas.
Así, la primera hora y media del show cerró con la
imbatible seguidilla "I Feel You", "Enjoy The Silence" y
el himno de la década del 80 más aplaudido de la
jornada: "Never Let Me Down Again".
Poco después, cerca de la medianoche, los bises dejarían
finalmente satisfechas a las masas: "Somebody", "Stripped",
"Behind The Wheel". Y para atender a las plegarias y
cumplir con el rol de dios personal de sus fans, Depeche
Mode se despidió con una interpretación de "Personal
Jesús", que fusionó con elegancia sus múltiples
intenciones musicales, con fe y total devoción.
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